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jueves, 23 de abril de 2015

De herencias y querencias.



En esta profesión nuestra, hemos sido testigos muchas veces de los problemas familiares que se ocasionan entre los sucesores de una persona cuando esta fallece. 
Dice nuestro Código Civil en su art. 659 que la herencia comprende todos los bienes, derechos y obligaciones de una persona, que no se extingan por su muerte. Y en el 660, que los sucesores de una persona pueden ser herederos o legatarios, siendo  heredero el que sucede a título universal, y legatario el que sucede a título particular.

Y a pesar de la conveniencia de realizar testamento, por poco que haya que dejar, (por cierto solo cuesta entre 38 y 50 euros aproximadamente), es muy común que las personas se pelen por los bienes del difunto. Y da lo mismo que la herencia sea de millones de euros, o de tan solo unos pocos de miles. Que en todas las casas cuecen habas. Es lo que he querido llamar las "querencias". 

Dice el Buscon del DRAE que querencia es en su definición cuarta la tendencia natural o de un ser animado hacia algo. Y parece ser que es tendencia natural del ser humano el querer salirse con la suya, e imponer su voluntad a los demás. Y por supuesto el no perder o ceder algo que consideramos nuestro por nimio que sea. Es por eso que por las querencias de algunos hemos visto peleas de hermanos por una sexta parte de un tercio de un pisito en una barriada pobre de Jerez, o sea unos 1200 euros de valor. Y también peleas por herencias millonarias, o por si en el reparto de los bienes a mi me ha tocado una casa con piscina en la sierra de Aracena y a ti un apartamento en Valdelagrana, o por solo, y es real " a ti te ha tocado una cucharilla de plata más que a nosotros". Son las querencias. 

Es por eso que quiero aprovechar esta entrada para dar las gracias a mi familia. Pues el pasado 18 de septiembre del 2.014, falleció nuestro abuelo Jose, ya viejo y satisfecho de días por usar la expresión bíblica. El abuelo dejo como sucesores, a sus hijos y dos nietos. Los hijos y el mayor de sus nietos como herederos, y a mi como legatario. Unas disposiciones testamentarias espinosas, pues hubiese podido darse el caso que por la querencia de alguno de los miembros de la familia, se hubiese enquistado el proceso de sucesión. Se imaginaran ustedes, el lió que se habrá formado en mi familia, cuando el abuelo, me lo legaba todo, y dejaba únicamente la legitima a sus herederos forzosos. Pues si piensan que ha habido peleas, o zancadillas, o malas palabras, se equivocan. No somos una familia que se vea todos los domingos, o que hablemos todos los días por teléfono. Ni siquiera que vivamos cerca. Mis padres, tíos y primos viven repartidos por la península, entre Galicia, Madrid, Mostoles, Altea, y yo en nuestra bella ciudad de Jerez. Pero mi familia ha demostrado que es una familia ejemplar. Y lo ha demostrado con hechos. Que hechos son amores y no buenas razones. Pues una vez abierto el testamento del abuelo, y habiéndoselo comunicado a mis padres, tíos y mi primo, todo han sido facilidades para que se cumpliese la ultima voluntad de nuestro abuelo. De hecho ha sido, como me dijeron ayer en notaria, cuando firme la escritura de la herencia, una herencia ejemplar, de las que se ven muy pocas. 
Por todo ello hoy quiero dar las gracias en publico a mis padres, Javier y Elena, a mis tíos, Jose Antonio y Mari Carmen, Jaime y Conchi, y Aurora y Pablo, y a mi primo David. Muchas gracias por ponérmelo tan fácil, en unos momentos tristes y difíciles.
Tambien quiero dar las gracias a mis hermanos, Susana y Santiago Ezequiel y al resto de mis primos y primas, Aurora, Arancha, Sandra, y Marina, por renunciar a lo que también era suyo, sin poner mala cara y sin condiciones.

A todos muchisimas gracias de corazón.

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